Perder peso no debería ser una carrera de picos y valles que te deja agotad@, hambrienta y con la sensación de estar “a dieta” todo el día.
Tampoco un plan de control y culpa que te exige hacerlo perfecto o no hacerlo. Aquí vamos a trabajar justo lo contrario: constancia amable, decisiones sencillas que puedas repetir y un enfoque que encaje con tus entrenos y con tu vida real (turnos, familia, viajes, imprevistos).
La idea es que aprendas a comer suficiente para rendir, a moverte cada día sin obsesiones y a dormir mejor, mientras pones el foco en lo que suma y sueltas lo accesorio.
No vamos a perseguir atajos ni castigos; vamos a construir hábitos que bajen el porcentaje graso sin disparar la ansiedad y que se mantengan cuando la motivación baje. Recuerda: un paseo dado es mejor que una maratón no hecha.
Con esa mentalidad —mejor “lo suficiente hoy” que “perfecto nunca”— el “efecto rebote” pierde fuerza y tú ganas control, energía y resultados que se notan por dentro y por fuera.
Meta razonable y medible: prioriza perder grasa, no “peso a cualquier precio”. Si entrenas, conservar músculo importa para tu rendimiento y para no “apagarte” metabólicamente.
Déficit moderado y sostenible: no necesitas extremos. La dieta que mejor funciona es la que puedes mantener y que deja un pequeño balance negativo de forma constante.
Proteína suficiente en cada comida (huevos, pescados, legumbres, tofu, tempeh carnes magras…). Ayuda a preservar masa magra y a controlar el hambre.
Fibra y alimentos poco procesados: verduras, frutas, legumbres y cereales integrales aportan volumen con menos densidad energética y dan estabilidad.
Grasa de calidad (AOVE, frutos secos, aguacate) en raciones acordes a tu objetivo.
Hidratos sí, ajustados a tu día y a cómo te sientas.
NEAT (lo que te mueves fuera del entreno): pasos, escaleras, recados a pie, levantarte del asiento con frecuencia. Ese “goteo” energético marca la diferencia y es más fácil de sostener que añadir sesiones sin fin.
Para tu programación de entrenamiento, aquí te ayudará mejor Sergio, que es el experto.
El perfeccionismo dispara ansiedad y sabotea la adherencia. Cambiamos “todo o nada” por consistencia suficiente.
Mínimos no negociables: define 2–3 cosas que harás pase lo que pase (por ejemplo, verduras en 2 comidas, 8.000 pasos, cenar proteína+verdura).
Plantillas que te salvan: ten 3–4 cenas/tuppers “automáticos” para días caóticos.
Regla del 80%: apunta a cumplir bien, no perfecto. El 80% sostenido gana al 100% dos semanas.
Habla interna útil: cambia “he fallado” por “he aprendido; el siguiente gesto cuenta”.
Evita deudas con la comida: si te sales, vuelve a tu rutina en la siguiente comida, sin compensar con restricciones extremas.
La mayoría recupera peso si, al terminar la dieta, vuelve a lo de antes. Por eso el mantenimiento se diseña desde el día 1.
Auto-seguimiento mínimo
Pésate 2 veces/semana y mira la media, no el número suelto del día. Añade un contador de pasos y, si te ayuda, 1–2 fotos/mes.
Actividad física y NEAT se quedan
Mantén una actividad que disfrutes y puedas repetir, y un NEAT alto en tu día a día. Para afinar entrenos, Sergio te guía.
Proteína y saciedad
Mantén la proteína por comida y el patrón de alimentos saciantes (verduras, legumbres, integrales).
Ambiente a favor
Nevera y despensa que no te saboteen. Los ultraprocesados hiperpalatables, si los quieres, que sea de forma deliberada y en porciones pensadas.
Revisión mensual
Si la media de peso sube >1–2% respecto a tu rango, ajusta durante 1–2 semanas: porciones un poco más precisas, 1.500–2.000 pasos extra al día, recuperar tus plantillas de comidas.
Cintura y cómo te queda la ropa mejoran.
Hambre más estable y sin altibajos feroces.
Sueño y ánimo más regulares.
La media semanal baja poco a poco o se estabiliza cuando entras en mantenimiento.
“Detox”, listas infinitas de prohibidos o reglas rígidas.
Horas de cardio para “pagar” lo que comes.
Contar calorías al milímetro si eso te dispara la ansiedad: con plantillas de comidas y 2–3 indicadores sencillos es suficiente para la mayoría.
Plato base: proteína + verdura + carbohidrato de calidad + AOVE.
Actividad física y NEAT: muévete cada día y acumula pasos; elige entrenos que puedas sostener.
Auto-seguimiento amable: peso 2 veces/semana (media), pasos y 1–2 fotos/mes.
Sueño 7–9 h y manejo del estrés (pausas, respiración, límites de pantalla nocturnos).
Revisión mensual y ajustes pequeños cuando haga falta.
Si quieres adaptar todo esto a tu caso (entrenos, horarios, gustos propios y familiares, patologías de cualquier tipo, intolerancias…) puedes contar conmigo para ayudarte en tu camino.